lunes, 2 de abril de 2007

Opinión: Santa Fe, el décimo circulo del infierno

Una vez mas los rostros desencajados, o tristes, o impotentes, o simplemente surcados por lagrimas que no tienen fin. Los pies tanteando el piso con el agua a la cintura. El colchoncito o el tele o una bolsita o el radiograbador en los brazos, que buscan la esquina seca, el lugar mas alto para apoyarse y esperar. Esperar lo que prometió la radio: que van a pasar a buscarnos, para llevarnos a un lugar donde estar seguros.

Autor: Juan Carlos Bettanin ·
Fuente: Notife.com


Podría uno multiplicar al infinito la descripción de estas imágenes como una forma de denunciar lo que ya no puede mencionarse con palabras.

Sin embargo, es necesario ir por mas.

En junio de 2005, el señor Martín Balbarrey anunció la conclusión del trabajo por el cual, -según él- se diseñó un Plan de Contingencia “integral y moderno que contiene todas las alternativas que puedan presentarse, como inundaciones, catástrofes hídricas y otras cuestiones”.Lucecitas de colores, creación de una nueva oficina (de Gestión de riesgo), simulacros con la gente, y distintas fases que llevarían tiempo porque el plan estará efectivo, “cuando sea la gente la que sepa lo que tiene que hacer”.


En marzo de 2007, dos años después del rimbombante anuncio virtual, el señor Martín Balbarrey volvió a hablar del tema para pedirle a los vecinos del cordón oeste que “abandonen sus hogares”, porque según él “prefiero adelantarme a las circunstancias y no tener que arrepentirme después”.


Cuatro años antes, su antecesor Marcelo Álvarez, había usado los mismos medios para pedirle a los mismos vecinos que se queden en sus hogares, porque no había peligro de inundación, condenándolos a la muerte y la desolación.


Alguien, perspicaz, sostiene por radio que la decisión del señor Balbarrey es al solo efecto de cubrirse de los juicios que vendrán. Alguna vez.

Y uno piensa. ¿Vendrán?

El señor Marcelo Álvarez, imputado ante la justicia, trabaja en una repartición oficial, y cobra un sueldo del erario público, es decir que pagamos todos.

Entonces, como siempre, comienzan a llegar funcionarios nacionales, la gente corre angustiada en busca no ya de un lugar, sino de sus familiares perdidos en la auto evacuación, la comida no alcanza, la luz se corta, los chicos lloran, hay saqueos en todos los barrios que debieron abandonarse, los helicópteros surcan la noche, las radios transmiten llamados urgentes sin solución de continuidad, la gente putea, clama venganza, los funcionarios dicen tener todo controlado, y la lluvia sigue cayendo, mansamente a veces, violentamente de a ratos.

Un amigo, lejos de la tragedia escribe: “al Dante, ese genio de la lengua le faltó el Décimo circulo del Infierno: Santa Fe inundada. ¿Quienes purgan sus pecados en ese fango fétido?, mientras el Gran Cancerbero de la Ciudad, el Gran Ingeniero ordena evacuaciones preventivas, el Gran Charlatán negocia apesadumbrado la suspensión de la fecha del fútbol. El pobrerío indignado y semiahogado, corta rutas y se dedica al saqueo de frigoríficos. Y así, Dante, sostenido por Virgilio, llega al lugar donde purgan sus pecados Los Negligentes, una turba de municipales que nunca tienen bombas o no les alcanzan, ¿periodistas? al servicio del Poder, comerciantes que mercadean con las raciones de comida, supermercadistas que aumentan hasta 200 % los precios de velas, harina, y todo aquello que se supone esta destinado a “los mutantes”, ciudadanos que una y otra vez “eligieron” esto que hoy padecen, y todo un sistema funcionando para la perpetuación de la injusticia en la capital de una de las dos o tres provincias mas ricas del país...”

Si. El Dante hubiera inspirado allí el Décimo círculo del Infierno...

Desde el Oeste, la gente que impulsa su reclamo de ser escuchados distribuye un comunicado. Dicen: Si bien el temporal y la lluvia afectan a toda la ciudad, los mas afectados son los barrios que diariamente viven la exclusión, o en su versión paternalista, una inclusión clientelar.

Dicen también: “Como siempre los centros de evacuados son creados una vez que el agua ingresó a las viviendas; los vecinos se ven obligados a autoevacuarse; los canales a cielo abierto se tapan por el depósito de basura que contienen; las bombas extractoras no dan abasto; las obras de infraestructura necesarias no están realizadas. Hoy, Santa Fe sólo depende de algunas bombas de extracción… ¿Quién no aprendió la lección?

Y concluyen: El horizonte de una ciudad que nos incluya a todos está cada vez más lejos. Si existiera la voluntad política de considerarnos a todos ciudadanos de esta ciudad otras medidas se tomarían. Cada vez que llueve y la gente tiene que volver a salir de sus viviendas, el Estado aparece operando como si fuese la primera vez que sucede algo similar. Y en Santa Fe se vuelve a repetir la misma historia.
Digan lo que digan, hagan lo que hagan, el rey está desnudo. Y la gente, sola”.

Sin embargo, esa voz solitaria se diluye en los cálculos de la oposición política que no abrió la boca ocupada como está en acomodar sus listas electorales, en las decisiones editoriales de los medios masivos que prefieren esperar hasta que aclare, acostumbrados como están al trueque de favores, en la exasperante inacción de la justicia que duerme la siesta del feriado largo, (y todas las siestas que sean funcionales al poder), en la inoperancia de los que mandan, mas acostumbrados a las maratones televisadas y los bikinis open, que a los problemas de la gente que dicen gobernar, a las estrategias malamente marketineras de “asesores” de izquierda pagados con sumas que suele dispensar la derecha, pretendiendo transformar al señor Balbarrey en un eventual candidato a repetir su incursión al ¿Palacio Municipal?, a los negocios entre unos pocos que ya están pensando en armar “festivales” para reparar el alma (y llevarse de paso unos pesitos), y a los que pretenden que su “maravillosa gestión” es bastardeada por meros intereses políticos.


Digámoslo de una vez, para que quien quiera oír, oiga: Hasta el niño que cursa el primer grado sabe que el sistema de defensas, ha convertido a Santa Fe en una ciudad amurallada. Que el municipio debe disponer de bombas y soluciones técnicas en cantidad suficiente para afrontar no ya lluvias extraordinarias, sino habituales, que inundan los mismos barrios cada vez que garúa. Que el Plan de Contingencia no puede ser una estrategia publicitaria. Y que no hacen falta 500 milímetros para verificarlo.

El señor Ezequiel Martín Balbarrey DEBE renunciar.

Si es que algo de dignidad le resta, debe presentar su renuncia, apenas el sol comience a devolver parte de lo que las lluvias han robado a miles de santafesinos.

Pero si así no ocurre, caben algunas preguntas:

¿NO HAY EN TODA LA PROVINCIA, UN FISCAL QUE INDAGUE ACERCA DEL CUMPLIMIENTO DE LOS DEBERES DE FUNCIONARIOS PUBLICOS??, ¿NO HAY ALGUN FUNCIONARIO DE LA JUSTICIA QUE, DE OFICIO, PRESENTE UN REQUERIMIENTO DE INSTRUCCIÓN PARA AVERIGUAR SI LA MUNICIPALIDAD DE SANTA FE INCUMPLIO SUS RESPONSABILIDADES??

Si no lo hay, estamos en dificultades mucho mas graves.

Una vez mas, habremos comprobado que entre bueyes no hay cornadas, que la justicia sigue siendo territorio de la política, y la política fuente de toda justicia. Y que, como dice la gente de Canoa, “el Rey está desnudo. Pero nosotros estamos solos”.

Definitivamente solos.

Espectadores de la próxima “Gestión Balbarrey”, o lo que es igual, de su inclusión en alguno de los tantos refugios que el Estado ofrece a quienes siendo socios del club “Pertenecer”, se quedan sin trabajo.

Fue Karl Marx quien aseguró que “la historia se repite una vez como tragedia, luego como una farsa”.

De nosotros, ciudadanos, depende asumir la tragedia y la farsa de nuestra historia y convocarnos para que los culpables estén en el único lugar que les corresponde.

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